Gregory Shaffer: “Sólo hay una certeza, y es la incertidumbre. Con Trump todo es muy difícil de predecir”
El experto asegura que el presidente de EEUU está implosionando las reglas del juego, lo que se traduce en desinversión, confusión y desaceleración.
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La guerra comercial que ha impulsado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó para cambiar la narrativa de la economía global y, con ello, ha abierto la puerta al populismo.
Así lo consideró en entrevista con DF, Gregory Shaffer, director del Center on Globalization, Law and Society (GLAS) de la Universidad de California en Irvine, quien visitó la semana pasada Santiago para dictar un seminario invitado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica.
“No hay vuelta atrás (...) vendrá más populismo” y si no somos capaces de abordar los cambios y dar respuesta a los ciudadanos, “políticos como Trump seguirán encontrando espacio para hacer populismo”, dijo el experto.
“Más allá de los aranceles, Trump ha sembrado gran incertidumbre. Eso, eventualmente, interrumpirá la interconexión mundial y puede llevar una recesión en países clave; especialmente en los más orientados al comercio como Chile. Esto tiene un potencial efecto dominó”, apuntó.
- ¿Incluso para EEUU?
- EEUU está relativamente aislado, porque está vinculado al comercio en menor porcentaje. Aún así, verá consecuencias. Por ello, ahora Trump está contemplando una nueva reforma tributaria y pidiendo a la Reserva Federal que baje más la tasa de interés.
- ¿Es esta una batalla con bases?
- El problema es que nadie ha sido capaz de creer en Trump, en ningún ámbito de la vida. Ni siquiera el mercado inmobiliario en Nueva York, porque no lo veía capaz de cumplir con los contratos. A eso se suman sus cambios políticos. En lo que sí ha sido consistente es en el comercio y ahí siempre ha sido un economista nacionalista. Sus acciones se deben a los grandes cambios en la narrativa de la economía, con un sector manufacturero perdiendo estabilidad ante los cambios tecnológicos. A menos de que podamos abordar ese problema, y que la gente no se sienta olvidada por el sistema comercial, políticos como Trump seguirán encontrando espacio para hacer populismo.
- A su juicio, ¿qué lección está dejando el paso de Trump?
- Que necesitamos protecciones básicas, pero también reglas del juego que permitan tener una interfaz entre diferentes economías. Lo que está haciendo Trump es implosionar las reglas del juego.
- ¿A qué se refiere con ello?
- A que está socavando el sistema judicial, debilitando la confianza ante las normas y generando incertidumbre en las empresas y los socios comerciales. En algún punto, necesitamos crear pautas, que quizá ya existen en la Organización Mundial del Comercio y sólo habría que adaptarlas. Pero no hay claridad en la posición de EEUU.
- En ese escenario, ¿qué podemos esperar para los meses siguientes?
- Sólo hay una certeza, y es la incertidumbre. Con Trump todo es muy difícil de predecir; eso nos lleva a desinversión y confusión sobre las reglas del juego. Veremos más riesgos de recesión global, a los bancos centrales respondiendo con más bajas de tasas, y nuevas barreras comerciales. Veremos una mayor nacionalización de la economía de EEUU, con mayores efectos para países que dependen del intercambio comercial, como Chile.
Elecciones 2020
- Es inevitable pensar en qué sigue, si Trump resulta reelecto...
- Eso se va a definir por el cambio en la narrativa. Lo que sí creo es que no hay vuelta atrás y que vendrá más populismo. Si Trump gana, y es una gran posibilidad, el sistema se verá más trastocado. Mientras más tiempo pase en el poder, continuarán las diatribas y el discurso de “nosotros contra ellos”. Eso lo va a resentir el sistema global de comercio. Si no es electo, y gana un demócrata más orientado al populismo –como Elizabeth Warren o Bernie Sanders-, habrá políticas proteccionistas mejor enfocadas en temas de comercio, cambio climático y geopolítica. Es distinto, porque detrás de ellos sí hay principios.
- ¿Qué es lo que más preocupa de estas elecciones?
- Que si son muy cerradas y Trump pierde, no reconozca la derrota. Es un gran riesgo; en 2016 nunca fue claro si aceptaría los resultados. Podrá decir que son noticias falsas o que hubo trampa, esta vez, de China. Preocupa el constante ataque a las instituciones, a los medios, al Congreso, y que ello deje al país en una situación muy frágil. Ahí sí es válido pensar en cómo van a reaccionar los mercados.
- ¿Cómo serían las relaciones con los aliados y con Latinoamérica si Trump repite?
- Con sus “aliados”, existe una relación de amor y odio. Los históricos no pueden dejar de relacionarse con la primera economía mundial, que además tiene el Ejército más grande del planeta, pero ya no son los grandes amigos de antes. Trump también ha socavado sus relaciones con Alemania, Canadá y Francia, por ejemplo, y ahora se refiere como “grandes líderes” cuando habla de Rusia o de Xi Jinping. Con América Latina es más de nepotismo, basado en relaciones con aquellos que lo elogien.